Ni siquiera nuestro propio reflejo en el espejo, se parece suficiente a nosotros mismos. Las "cabezas-retrato" son una afirmación de la identidad individual dentro del anonimato. Su tamaño (130x130 cm) pretende acercar la realidad al espectador aumentando las proporciones hasta que se nos escapan a nuestra perspectiva habitual. Son cabezas gigantes que existen por sí mismas, monstruosas a la vez que hieráticas e inexpresivas, son la apariencia, lo exterior, la presencia omnipotente del ser. En la dualidad contenido-continente, las cabezas son el continente, frente al contenido, representado por las supersticiones.





Cómo dijo Reynolds, el artista sólo puede percibir aquella parte del carácter interior delatada por las facciones del sujeto. Las supersticiones son el contenido, no hay apariencia, sólo expresión. Quieren deambular por el significado connotativo, el sentimiento, el miedo, la alegría, la sorpresa, la angustia, la ira, las fobias, las 13 supersticiones...